Un homenaje a Arnoldo Palacios por el centenario de su nacimiento.

La Biblioteca Nacional de Colombia y el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes realizarán varios homenajes en los diferentes encuentros literarios y ferias del libro.

El 2024 es un año para celebrar a Arnoldo Palacios, el escritor chocoano que nació hace 100 años en Certegui. Es una figura muy importante para la literatura y la cultura en Colombia: autor de novelas como Las estrellas son negras (1949) o La selva y la lluvia (1957), y uno de los intelectuales afrocolombianos más importantes del siglo XX, quien denunció el racismo estructural de la sociedad colombiana y propuso caminos para fomentar la inclusión.

El Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes no solo declaró el 2024 como el año del escritor Arnoldo Palacios, sino que desarrollará, junto con la Biblioteca Nacional de Colombia, actividades de formación, agenda académica y espacios de reflexión en torno a la vida y obra del escritor. Uno de estos espacios será la exposición fotográfica El que vive o ha vivido en el Chocó puede vivir en cualquier parte del mundo, que comienza su recorrido en Certegui, en febrero de 2024, y luego viajará por todo el país.

Además, Las estrellas son negras y Buscando mi madredediós, otra obra de Palacios, se podrán encontrar para consulta a partir del primer trimestre del año en 1.480 bibliotecas públicas del país, en 80 bibliotecas populares y comunitarias, y en 600 bibliotecas rurales itinerantes, en el marco de la actualización de dotaciones que lidera la Red Nacional de Bibliotecas Públicas – RNBP.

Como un abrebocas a esas celebraciones, reproducimos a continuación una reseña del profesor Francisco Flórez, quien fue nombrado director del Archivo General de la Nación, sobre La selva y la lluvia¸ una novela que vio la luz en Rusia hace más de 60 años y que solo hasta 2010 fue editada en Colombia.​

Un nuevo destino para la obra de Arnoldo Palacios

Por Francisco Flórez

“El libro es un ser vivo”, afirma el escritor Arnoldo Palacios en el preámbulo de la reciente reedición que Intermedio editores hizo de su novela La selva y la lluvia. Al hablar de la trayectoria asumida por un texto una vez es publicado, Palacios no duda en sentenciar que, tras ser “engendrado, parido no sólo se desarrolla”, sino que “se lanza a cumplir su destino”.

Este escritor chocoano, nacido el 20 de enero de 1924 en Cértegui, parece haber desarrollado tal convicción a partir de su experiencia como autor de La selva y la lluvia, novela publicada originalmente por la Editorial Progreso de Moscú, en 1958.

Eran los tiempos de la guerra fría y el mundo se leía a través del dicotómico prisma de comunistas y capitalistas. Desde sus tiempos de estudiante de Bogotá -ciudad a la que llegó a finalizar sus estudios de bachillerato en 1942- Arnoldo Palacios se había dejado seducir por el ideario gaitanista de justicia social, económica y política. Certeras pinceladas sobre su preocupación por las condiciones sociales de los más humildes las plasmó en Las estrellas son negras, obra publicada en 1949 que le allanó el camino para acceder a una beca con la que inició estudios de idiomas en Francia.

Las visiones progresistas de Arnoldo Palacios le llevaron a afiliarse en París al Consejo Mundial por la Paz entre los Pueblos, una organización integrada por intelectuales con ideas de izquierda. La estigmatización de esta organización como prosoviética, impulsada por Estados Unidos, hizo que Palacios fuera tildado de agente del comunismo internacional. Negación de visas por parte del Reino Unido y la cancelación de la beca otorgada por el gobierno colombiano, al parecer, fueron algunos de los precios pagados por este escritor en defensa de sus convicciones.

En medio de los obstáculos políticos y económicos, aunados a las dificultades de salud causadas por la poliomielitis que le acompañaron desde niño, escribió La selva y la lluvia, novela que transcurre entre los años de la República Liberal y los meses siguientes al asesinato de Jorge Eliecer Gaitán. En 1957, sin posibilidades de publicarla en Colombia, viaja de Francia a la Unión Soviética y entra en contacto con los editores de la Editorial Progreso, que, en septiembre del año siguiente, le publican la obra. Según algunos de sus biógrafos, entre más de dos mil títulos en español editados por este sello editorial, entre 1931 y 1986, La selva y la lluvia fue el único perteneciente a un autor colombiano.

Ninguno de estos esfuerzos y méritos fue suficiente para que la novela circulara o tuviera lectores en su país de origen. “La selva y la lluvia no entró a Colombia”, señalaría Palacios años después. Aunque tarde, el destino (mencionado por él una y otra vez en sus reflexiones) conspiró para que su novela finalmente se abriera camino en Colombia. En mayo de 1959, en Varsovia, Palacios le regaló un ejemplar al también escritor Germán Arciniegas, quien en 1985 donó su biblioteca personal a la Biblioteca Nacional de Colombia. Entre estos libros apareció La selva y la lluvia, ejemplar utilizado por Intermedio Editores para reeditar la obra en 2010. ¡Tardaron cincuenta y dos años para que La selva y la lluvia fuera editada por primera vez en Colombia!

Leída en clave pasado/presente, La selva y la lluvia, al igual que Las estrellas son negras, contiene elementos no sólo para interrelacionar los racismos del pasado con los del presente, sino también para ilustrar históricos caminos de inclusión propuestos por sujetos racializados. En 2024, cuando se cumplen cien años del natalicio de Arnoldo Palacios, hay una nueva oportunidad para labrar un mejor destino para La selva y la lluvia en el mundo literario colombiano.