Por Mario Luis Benítez Arboleda.
Este artículo, escrito por el comunicador y relacionista público, Mario Luis Benítez Arboleda, no pretende en ningún momento herir susceptibilidades. Por el contrario, busca ser un aporte constructivo a la institucionalidad, resaltando la importancia de gestionar mejor la comunicación como herramienta fundamental para fortalecer el vínculo entre las entidades y la ciudadanía.
El propósito central es invitar a la reflexión sobre la necesidad de que los líderes institucionales brinden respaldo y voluntad política para que los equipos de comunicación recuperen su rol estratégico. Solo así podrán diseñar e implementar estrategias efectivas que garanticen una difusión amplia e incluyente, cerrando las brechas informativas y promoviendo una participación activa de la comunidad.
En la actualidad, las cabezas visibles de muchas instituciones han desplazado a los líderes de comunicación de su labor, tomando un rol que no les corresponde. Con la complicidad o resignación de los mismos equipos de comunicación, estas figuras directivas han asumido funciones que deberían estar en manos de comunicadores profesionales. Esto se ha visto agravado por la creciente dependencia de las herramientas tecnológicas y redes sociales, donde los directivos no solo lideran las publicaciones, sino que incluso asumen roles como presentadores, conductores de entrevistas y voceros, relegando a comunicadores y periodistas a un segundo plano.
Uno de los principios fundamentales de la comunicación establece que ningún periodista debe ceder el micrófono, pues al hacerlo no solo renuncia a su rol profesional, sino que también compromete los valores éticos que rigen su labor. Sin embargo, en el panorama actual, se observa una preocupante tendencia donde los comunicadores y periodistas permiten que figuras externas, como los directivos institucionales, asuman el papel de voceros, entrevistadores e incluso presentadores. Esta mala praxis ha derivado en una mala gestión de la comunicación institucional, reflejada en una estrategia que no aprovecha plenamente los recursos disponibles.
Ahora bien, la limitada cobertura de internet en el Departamento del Chocó plantea una seria preocupación sobre el acceso a la información. Según el MinTIC, para el cuarto trimestre de 2022, el Chocó, con 557,654 habitantes, apenas registró 24,039 accesos fijos a internet, de los cuales 22,617 correspondían al segmento residencial. Si asumimos un promedio de 4 personas por hogar, esto representaría cerca de 96,156 personas con acceso, es decir, apenas el 17.2% de la población total, muy por debajo del promedio nacional del 59.5% reportado por el DANE en 2022. Peor aún, en este contexto, las estrategias de difusión parecen centrarse exclusivamente en redes sociales, ignorando la realidad de quienes no tienen conexión. Por ejemplo, si una entidad con 40,000 seguidores en redes sociales publica información, su alcance relativo sería del 7.2% respecto a la población total y del 41.6% si se considera solo a quienes tienen acceso a internet. Esto deja fuera a una gran mayoría que no puede acceder a estos canales digitales.
Lo más preocupante es que no se exploran alternativas para complementar este limitado alcance. Medios como emisoras comunitarias, periódicos locales, blogs o alianzas con plataformas digitales podrían jugar un papel crucial para ampliar la cobertura. Si se aprovecharan al menos 20 de estas opciones y cada una lograra llegar a un promedio de 20,000 personas, se podría alcanzar una parte significativa de la población, logrando una difusión mucho más efectiva. Sin embargo, la ausencia de estrategias de comunicación multicanal sigue siendo un obstáculo para garantizar que la información llegue a quienes más lo necesitan, perpetuando así la desconexión y la desigualdad en el acceso a la información en el Departamento del Chocó.
Sin embargo, la falta de una visión estratégica y la conformidad con un público reducido en redes sociales y grupos de WhatsApp perpetúan un sistema donde la información circula únicamente entre los mismos grupos. La pregunta central aquí es: ¿están las instituciones realmente comunicando? La respuesta parece ser negativa. Están limitándose a un mínimo de alcance, desperdiciando los esfuerzos realizados en la creación de contenidos y obstaculizando la función de los equipos de comunicación que podrían optimizar el impacto de estos mensajes.
El llamado es claro: las instituciones públicas deben reflexionar y permitir que los equipos de comunicación cumplan con su labor de manera profesional, explorando y fortaleciendo todos los canales disponibles para llegar a una mayor parte de la población. De lo contrario, seguirán atrapados en un modelo ineficaz donde la información no fluye y la ciudadanía permanece desinformada.
Al analizar el caso del Chocó, donde solo el 17.2% de la población tiene acceso a internet fijo, resulta preocupante que las estrategias de difusión se enfoquen exclusivamente en redes sociales. Por ejemplo, reiteramos que, una institución con 40,000 seguidores en estas plataformas alcanzaría apenas al 7.2% de la población total y, como máximo, al 41.6% de quienes tienen acceso a internet. Esto no solo es alarmante, sino que refleja una problemática común en muchas entidades gubernamentales: una gestión deficiente de la comunicación.
Como resultado, el esfuerzo invertido en la creación de contenidos prácticamente se desperdicia. Entonces, la pregunta es: ¿Están realmente llegando estos mensajes a toda la población o, al menos, al 50% del Departamento y del Municipio? Esta situación exige una reflexión profunda por parte de los líderes institucionales, quienes deben dar el respaldo necesario para que los equipos de comunicación puedan diseñar estrategias más integrales. Solo así será posible cerrar las brechas informativas y asegurar que los mensajes lleguen a quienes más los necesitan en medio de la revolución tecnológica.